lunes, 21 de abril de 2014

Peces en la cabeza

El agua suena demasiado bonito ¿No crees?
La espuma son las nubes de mi mundo,
No hay sol, solo reflejos.
Los pájaros son las algas que se desprenden de su hogar
Y llegan hasta al cielo de mi mar.
El fondo del mar no existe, eso solo son cuentos
Que se inventan los corales para que así los niños
Nunca lleguen muy lejos.

A veces pienso si en otra vida
Llegué a ser pez, arena o agua.
Y a veces también,
Llego a ser las olas que llegan hasta la orilla
E intentan llegar hasta tus pies pero nunca lo consigo.
Era un juego de niños eso de huir de las olas
Cuando son tan pequeñas.
Era de valientes a ver quién llegaba más lejos.

Sólo hay que observar el ritmo de vida que lleva el mar,
Sobornado por el viento,
Las nubes,
La ajetreada temperatura
Y la maldita contaminación de esos
Que se regocijan en las orillas.
Sólo hay que mirar cómo los pájaros
Desean ser peces, rocas o marea.
Todos quieren ser agua,
Yo quiero ser agua
Y sin embargo, sólo he conseguido
Tener la boca salada,
Seguir siendo humana
Pero con mar y peces en la cabeza.






viernes, 11 de abril de 2014

La vida a punto de disparo

Una vez me encontré a la vida de frente,
Me preguntó como estaba y yo le respondí
Que como ella misma me había dejado.
Charlamos y hablamos cordialmente,
Como si fuésemos desconocidas.
Quería hacerle muchas preguntas,
Pero a pesar de eso,
A pesar de tenerla enfrente
Sólo fui capaz de contemplarla.
Supongo que es otra metáfora más que tiene.
Llegué al punto de querer ahogarla
O echarle a la cara el café caliente y que así se quemara,
Pero pobre de ella,
Tiene la responsabilidad en las manos de tantos,
Que ella misma se puede equivocar.
Se empezó a asustar por mis miradas asesinas,
Pero qué harías tu si te encontraras con la vida.
Después de tanto, le agradecí por lo bueno que había hecho
y luego hice el intento de irme;
Como si nunca nos hubiéramos visto,
Pero al cruzar la esquina
A mi cabeza llegaron todas las noches llorando
O sin llorar pero muerta por dentro.
Por el amor no correspondido de la adolescencia,
Las perdidas de personas,
Esas perdidas que hoy en dia sigo teniendo.
Y entonces, me di la vuelta
Saqué una pistola que jamás había tenido
Apunté a ella sin saber si había bala o no.
Y así, le disparé en el corazón,
Ese que parece que no tiene y lleva vacío.
Me miró como un niño al que le han quitado una piruleta,
No sentí miedo por su perdida,
Aunque sí un poco de pena.
Jamás le conté a nadie aquello,
Enterré su cuerpo y alma en lo más profundo
De mi corazón,
Y desde entonces escondo a la vida allí
Esperando a que alguien la reclame
Y le haga en condiciones un funeral. 


martes, 8 de abril de 2014

Bohemio

11:00  de la noche: Estaba en aquel garito perdido al que solía ir para encontrarse, era lunes, cualquier lunes. No había nadie aunque estuviera lleno. Qué ironía.
Se pidió otra copa en la que sumergirse de los problemas, navegar y después ahogarse tras la rotura de sus heridas. Estaba tan acostumbrado a aquella rutina, que llegó a creer que le dolía menos. La embriaguez llegó a apoderarse de él una vez más y empezó a desaparecer su Yo que daba pena. Sí, esa pena que sientes por alguien que no tiene solución. 
La camarera de rojo que siempre mostraba mucho pecho le preguntó que si quería que alguien le acompañara a casa. '¿Qué casa? ¿Esa mierda donde solo voy para dormir y vomitar?' le contestó a sabiendas de que así se libraría de ella. Se volvió a sentar para recuperar fuerzas pero solo consiguió perderse aún más. 

2:45 de la mañana: Ahora tirado en la cama sin saber cómo había llegado allí y sin conseguir abrir los ojos. ¿Tanto había bebido? Se preguntaba. Cuando se giró y abrió los ojos, allí estaba ella haciéndole palpitar el corazón hasta estallar.
Qué cojon..¿Que haces aquí? Me has dado un susto de muerte- Le preguntó sobresaltado.
He llamado varias veces pero no abrías, suponía que estabas otra vez borracho y sobre tu cama-Le respondió con una de sus mayores sonrisas.
Odiaba y anhelaba a esa chica con cada una de sus apariciones y desapariciones. 
No entendía que hacía con un chico como él en un mundo como ese. 
Ven aquí anda- Le respondió con un beso en la mejilla y arrastrándola al otro lado de su cruel mundo. 

5:30 de la mañana: El ruido de las sirenas le despertó. Ahora estaba solo y con unas ganas inmensas del suicidio. Todavía la borrachera le perseguía, decidió fumarse un cigarro y seguir preguntándose por qué seguía vivo. Se tumbó, esperó a que las pesadillas le arrastraran hasta el servicio para vomitar (Ojalá sus problemas)

Sin hora, sin día, sin él: No sabía si era de día o de noche, si había vuelto a bajar al garito a beber o si estaba follándose a la chica que no quería pero que le curaba. Se sentía tan vacío que dejó de pertenecer a ese cuerpo al que se tenía que resignar vivir. Sólo sabía que su sabor amargo y su dolor de cabeza no era por estar borracho. Siempre estaba borracho. Todo le daba vueltas, apenas veía, sólo podía saber dónde estaba por sus manos que se deslizaban entre la multitud de objetos. Abrió la puerta, se dejó llevar hasta la calle. 
Andaba sin rumbo, sin destino, sin vida. Era un muerto viviente entre la gente que creía ser feliz. Divisó un puente. Maldita casualidad. Pensó, por primera vez en toda la noche, en qué haría con su vida. Se sentó cerca de la barandilla. No quería montar un escándalo a pesar de que era lo suficientemente temprano como para que nadie se diese cuenta de su hazaña. 
Ahora de pie, contemplaba como el agua se deslizaba entre las ramas que quedaban atrapadas. El aire le despertaba, le daba puñetazos en la cara (Más de los que tenía de antes) Puso el pie sobre la pequeña barra decorativa del puente. Después el otro. Pensó llamarla, era la única persona a la que le importaba su inminente pérdida. No lo hizo. Miró hacia el horizonte, bajó un pie. Ahora su vida tenía aun menos sentido haciendo aquello. 
Su vida no pasó ante sus ojos como en las películas,
Ni siquiera sentía miedo, tampoco enfado por la vida
Ni lástima por él mismo.
No sintió nada.
De qué le servía el suicidio entonces,
Si ya estaba muerto.

miércoles, 2 de abril de 2014

Los no sonidos

Escuchaba los sonidos más silenciosos
En la penumbra de su habitación,
Tenía la sensación de que en cualquier momento 
Estallaría aquello (Su interior)
Sentía que el vapor que emanaba de la taza de café
Era más cálido que ella,
Que las minúsculas gotas que chocaban
Contra los cristales fríos e inertes;
Eran también, más cálidos que ella.
Ahora miraba por la ventana y seguía escuchando
Uno de los sonidos que más amaba,
El repiqueteo de la lluvia sobre el tejado,
Las ventanas, las persianas cerradas;
Su corazón.
Observaba como el cristal empañado 
Le decía que escribiera en él,
'Vamos hazlo, escribe su nombre'
No lo hizo,
En lugar de ello,
Escribió la palabra huir
Y por un momento creyó que se cumpliría.
Lo tachó con cuidado.
A cambio de eso, a pesar de que escuchaba todo aquello
Que podía hacerla vibrar
Sólo podía recordar uno de los sonidos 
Que más le resquebrajaban:
El sonido de la no llegada de él tras cerrar la puerta,
De la no sonrisa pronunciada al verla,
De los no besos que se dieron después de la tormenta.