sábado, 30 de agosto de 2014

Estamos salvados

No te preocupes demasiado por el tiempo,
Él en realidad no es malo.
Todo ésto que hemos pasado es una forma más que tiene
De decirnos que no ha sido en vano.
Volveremos a vernos, a pesar del tiempo,
Nos daremos un beso y un gran abrazo.
Al llegar a casa haré como si nada,
Aunque dentro de mi ocurra todo.
Y me mirarás a los ojos
Para acabar en tu cama.
Me harás gemir por cada ausencia,
Y han sido muchas.
Haremos el amor.
No haciendo el amor bajo las sábanas,
Sino en ti.
Pasaremos días juntos,
Tendré miedo de perderte entre el espacio que hay
De cruzar una calle con el semáforo en rojo.
Comeremos helado;
Pasearemos como si de verdad fuésemos normales.
Pero regresaré a casa,
Para volver a escribirte algo así,
Para acabar repitiéndome
Y decir de mil maneras diferentes que te echo de menos.
Por eso, no te preocupes,
Mientras que ocurra la misma historia
Estamos salvados.  

Ganas de arrasar

A veces somos tan humanos que cuando escucho a alguien decir "Yo no tengo sentimientos" o "Yo no creo en el amor" me parece tan ridículo que sólo me apetece darle un abrazo de consolación.
No es el amor lo que les asusta, son las personas y sus ganas de arrasar con todo.

A veces malinterpretan todo lo que conlleva esa maldita palabra, la usan a la ligera o se la toman demasiado en serio. La rompen, la despedazan, la usan mal porque nadie ha sido capaz de decirles que así no es. Y nos hacemos daño, unos a los otros, para llegar a la conclusión y contar con los dedos las personas que no nos han hecho daño. Imbéciles. Que la palabra "amor" refleje algo bueno no significa que sea inmune al daño. El amor será lo que más daño te haga y lo que más te haga vibrar. Y tratamos de darle una explicación sin darnos cuenta que lo que parece más complicado en realidad tiene una explicación sencilla. Y esa explicación no se encuentra en los libros ni en las palabras. Está en nosotros y en saber elegir quién prefieres que te haga daño; alguien con quien sólo te gusta follar o alguien con quien te gusta follar y además te hace escribir sobre ello.  

jueves, 7 de agosto de 2014

Románticas perdidas

No me hubiera importado que nunca volvieras a verme si el último minuto que me dedicaste hubiera sido eterno. Nunca supe describir momentos así ¿Sabes? Yo siempre he sido una chica bastante dura respecto a las demás personas y débil para mí misma. Me odio. Pero eso a ti no te importó cuando me elegías con la mirada mientras bailaba para ti; y para otros. Es gracioso, me he acostado con muchos hombres y he visto de todo tipo, nada podría asustarme a estas alturas. Pero tu me sorprendiste; lo primero que hacían todos ellos cuando se tiraban en la cama era preguntarme qué estaba dispuesta a hacer y cuánto les costaría a ellos aquella locura mientras sus esposas dormían. Pero tú no lo hiciste, tu en vez de sentarme en la cama o haberme manoseado sin ni siquiera saberte mi nombre; te sentaste en una silla y empezaste a hablar. De tu vida, de lo poco que te gustaba y, acto seguido, te dirigiste a mí. Me miraste de aquella manera que sólo las paredes saben; encontraste recuerdos que ni yo misma recordaba. Lo más gracioso es que estaba nerviosa, no todos los días conoces a un Hombre. Yo no creo en ellos, nunca lo he hecho. Y tú no eres la excepción, simplemente me dejé llevar.
Me empezaste a interrogar como si en una cita estuviéramos y yo en vez de llevar liga y corsé con los pechos medio afuera, parecía que llevara un delicado pañuelo y un vestido de satén color rojo vino. Me acariciabas la mano. No follaríamos y jamás me alegré tanto. Pero sí me besaste antes de irte, en forma de despedida y mensaje de 'Me encantas pero eres una prostituta'

Me olvidé de mi misma y de mi vida, para contártela a ti. Parecías tan interesado en aquellas conversaciones que me olvidé de que yo cobraba por hora. No te lo dije, quería que las horas fuesen eternas. Y hubiera preferido que te empobrecieras por mi en aquellas paredes, hijo de puta.