domingo, 19 de enero de 2014

A la lluvia

Se avecina una tormenta. Se escuchan truenos, y después...silencio. Y ahora quién se preocupa de ellas. Que desde que nacen ya tienen un final.
En los cielos grises se originan, buscando un lugar dónde caer, después de un viaje sin destino alguno. Amontonadas y sin previo aviso se embarcan juntas , una a una.
Pequeñas gotas, esfericas y brillantes, tan perfectas que a su vez su propio lugar de nacimiento es fruto del dolor y sufrimiento. Su cielo gris las ha echado.
Y ahora que no tienen dónde cobijarse buscan las mejillas de la madre tierra, sobre el suelo, ahora mojado. Pobres lágrimas del cielo, que nadie se preocupa por ellas.
Sin embargo, siempre hay una luz al fondo del pasillo, y sale el esperado sol. Acompañado del colorido arco iris, despeja la ventisca y vuelve el silencio.

No, no estoy hablando de cuando llueve.

2 comentarios:

  1. Que bonito, de verdad. Pregunta curiosa, ¿qué es el causante de tu tormenta interior?

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    1. Buena pregunta, el causante son muchas cosas. Quizas la monotonia, la distancia que me separa de muchas personas y cosas mas corrientes como los estudios. Si lees http://www.ojalapudieraser.blogspot.com.es/2013/11/pido-vivir.html vas a entender mi tormenta interior.
      Gracias por tu comentario.

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