jueves, 11 de abril de 2013

Utopías (I)

No tenía nada planeado, sólo llevaba el aroma de todos los domingos y una sonrisa de oreja a oreja que la representara. Él tampoco tenía nada, por no tener no tenía las fuerzas de separar sus manos de su cintura y soltarla.
El tiempo les acompañaba en esa tarde soleada y a veces el viento tenía ganas de enredar sus cabellos para que así se besaran.

-A veces creo que deliro, te veo tan hermosa aquí, tan cerca de mí que no creo que esto sea real. -Le soltó al oído.
-Cállate. -Mintió ella.
-No tengo razones para hacerlo, y tú tampoco quieres. -Adivino él con una sonrisa.
-Simplemente quiero que dejes de enamorarme. - Respondió ella.
-¿Sabes qué? Haría cualquier cosa menos eso y dejarte marchar. Para ti es distinto, no puedes enamorarte de tu propia sonrisa, como lo hago yo, todos los días de mi vida. - contestó agarrándola por la cintura, poniéndola aún más nerviosa.
-Bésame. -Susurró ella.
-Lo voy a hacer. A cambio quiero que no te vayas nunca, quiero que seamos éste beso el resto de nuestra vida. -Y posando sus labios en los de ella, el resto del universo que les rodeaba dejó de existir.

A veces soy tanto lo que escribo que hasta olvido que estoy describiendo en palabras lo que en mis pensamientos retiro. A veces soy tan tú; somos tan nosotros que olvido que hay un tiempo que nos separará.

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