domingo, 22 de septiembre de 2013

Despedidas

Yo te miraba por el cristal del autobús borrosa y nítidamente debido al arranque de mis lágrimas en pocos segundos, no podía dejar de mirarte, cómo tu mirada no apartaba la vista de mis gestos...cómo poco a poco volvía a ocurrir lo que menos queríamos, separarnos.
Y entonces todo volvía a ocurrir como si mi mente y mis sentidos no tuvieran límites, a recordar todo aquello que me había hecho sentirme completa durante esos días en los que mi mayor preocupación era volver a casa. Una sucesión de imágenes; tú besandome en la cama en gesto de buenos días y risas por toda la casa. El olor a ciudad y a ti impregnado en mi ropa, el sabor a tus labios mojados y la sencillez de tu sonrisa tonta al mirarme.
Volver atrás en el tiempo, la primera vez de todo y de nada, de la primera mañana a tu lado y de la última, del abrazo que nos unió a principio de semana. Y ahora, ahora todo se ve tan lejano, en éste sitio lleno de gente con historias y preocupaciones observando mis lágrimas. Y así, en cada despedida siento esa oleada de imágenes en mi mente, pensando en hasta cuando esas imágenes se repetiran y deseando un "ojalá nunca tenga que mirar atrás"

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