miércoles, 23 de octubre de 2013

Todos (no) somos egoístas

El ser humano es tan egoísta a veces, que decide por sí solo pasar el resto de su vida con alguien, sin preguntar.
Como el verano cuando llega, sin preguntarle al invierno si quería irse o como el viento que mece los árboles sin preguntarle y hace caer sus hojas marrón café.
Tan egoístas, que robamos sonrisas a cualquier desconocido, al espejo, al de al lado...somos egoístas por naturaleza, porque ella también lo es.
Sin embargo, a veces las palabras sobran; porque las estaciones no necesitan preguntarse, saben que pronto les tocará, al igual que el viento...los árboles no serían nada sin él.
No hace falta preguntar cuando la persona de al lado tuya cambiaría las leyes de la física y bajaria estrellas por verte sonreír. Sí, somos egoístas por naturaleza, pero también somos presos del amor y de nosotros mismos.

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