miércoles, 13 de marzo de 2013

Finales sin comienzo


El momento para escribir, es el menos oportuno. En el que las fuerzas se ausentan, y aún así no podemos evitar evadirnos y comenzar a escribir aquello que nos atormenta.
Cuántas veces e instantes han sido oportunos para dejarlos por escrito eternamente y hemos rehuido, sólo disfrutando; a su medida, de lo que olvidamos escribir. ¿Qué escriben, por consiguiente, las personas que no tienen nada que escribir? ¿Quizás su atormento sólo sea ese? Tener una vida en la que los sueños dejan de serlo, cuando ocurre y se va; y no vuelve.
 Estás ahí, quieta, esperando a que ocurra…a que el maldito momento llegue para que puedas sentirte dichosa y grabarlo para la posteridad. Pero no, eres tú y el mundo que te rodea. Nunca es lo que es y nunca es lo que debería ser. 

Siempre acabando en puntos suspensivos; dejando un posible final o quizás eso, vacío.

Esperando a que la siguiente palabra o párrafo sea lo que esperas, pero no, a veces la vida es un texto con final abierto dónde nunca es lo que esperabas. 

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