jueves, 21 de marzo de 2013

Visitas inesperadas


Hoy la he vuelto a ver.  Se acercó a mí con la misma seguridad de las que miran por encima del hombro; sin avisar y saludándome con su mano fina y delicada. Tenía los dedos listos para arrancarme de nuevo, para llevarme a un tiempo lejano, un pasado del que nadie le gustaría volver a recordar. Hoy la he vuelto a ver mucho más guapa que en otros tiempos, más segura de sí misma, intentando volver a recuperar lo que un día perdió; su verdadera identidad.
Me arrastró tras ella y me hizo padecer como las malas hierbas que ocupan tu preferido jardín, empapándome de su olor a inmoralidad y haciéndome patinar sobre los errores que un día no pude detener. Me hizo volver a ser la bestia que todos enterramos cuando estamos listos para ser dichosos y afortunados; ignorantes de la vida y gozosos de orgullo.
Empecé a sonreír por cortesía, a tragarme lágrimas cuando nadie me veía; siendo todos esos libros y poemas que un día pensé que no sería. Así, hoy la volví a ver.
Volví a ver, por caprichos de la vida, a esa que se encarga de que nazcan remordimientos y mentiras; convirtiéndose en dueña de ti y de tu presente, ocupándose de que la poca paz que tenías se esfumara. Tantos recuerdos me hicieron recordar, que hoy puedo decir que la he vuelto a ver.  A esa niña tímida y silenciosa, de la que nadie sabe y nadie habla, que lloraba cuando todos dormían y reía cuando todos la miraban. Que intenté hacer desaparecer y hoy llamó a mi puerta.
Hoy puedo decir que he vuelto a ver a todas esas mujeres que se regocijan de pecados sin arrepentirse;  a todo aquello que nunca quise ser, a todos mis Yo que un día intenté matar. 

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