La noche acababa de llegar
hasta su ventana. No tenía miedo (O eso intentaba aparentar)
No había conseguido pegar
ojo durante la noche anterior, así que esperaba que pronto sus ojos
se cerrasen como persianas. No fue así.
Su mundo se empezó a
desordenar de nuevo, los papeles de la mesa se convirtieron en
mundos no conquistados todavía en los que la pluma era una especie
de Dios. La ventana, ahora mojada por la lluvia, tenía mares en cada
minúscula gota. Y animales marinos. Y plantas. Y vida. Y sus
lágrimas saladas.
Empezó a ponerse nervioso,
no sabía que hacer; no sabía si aquello era un sueño. Y si lo
era...¿podría hacer lo que de verdad quisiese?
Otra parte de él le decía
que tuviera cuidado, que aquello era por la falta de sueño, que eran
bonitas alucinaciones pero alucinaciones. No tuvo consideración.
Bajó las escaleras, hacia la calle, hasta la maldita puerta que no
se había atrevido a llamar. Tardó poco tiempo hasta llegar a su
destino, no sabía si había corrido o simplemente dado saltos de
canguro o aleteos de pájaros gigantes. Aquello era perfecto.
Llamó tan fuerte que le
dolieron los nudillos.
Hola.-Le respondió a secas
cuando aquella chica de pelo largo y ojeras tan profundas como su
alma abrió la puerta.
¿Qué haces aquí? Hace mal
tiempo...¿Ha pasado algo?.- Le preguntó preocupada. Se agarraba
aquello que llevaba como pijama. En realidad era una camiseta de su
padre. Hasta las rodillas.
No, no ha pasado nada y ese
es justamente el problema. ¿Sabes? Se ha hecho de noche y me ha dado
miedo. Cuando llega la noche es la forma que tiene la vida de
decirnos que el tiempo se pasa demasiado rápido. Mira, hace tanto
tiempo que me haces perder la cabeza mientras sonríes, mientras te
quitas el pelo de los ojos...-Se paró. Sus lágrimas nacieron tan
pronto como las gotas de lluvia que habían caído hace un rato.
Prosiguió, pero no lograba saber que estaba diciendo de lo nervioso
que estaba. Es solo un sueño, pensaba. Sin embargo, parecía tan
real que se dio pellizcos en los brazos.
Oh, no. Estoy despierto.
Joder joder joder.- Dijo en susurros mientras aquella chica lo
observaba con cara sorprendida. Ella respondió, pero estaba tan
aturdido que no conseguía escuchar lo que decía. Hablaba y hablaba.
Lo importante era que lo que estaba diciendo lo decía sonriendo.
La interrumpió, le dio un
beso. Le acarició el pelo mientras y pensó que el mundo era
maravilloso.
Le hizo el amor en cuyo
sitio no quería recordar. Se fundieron en aquella noche que jamás
olvidarían. La canción de después, el cigarro de después, el
abrazo, los besos, el 'te voy a llevar conmigo para que nadie te
robe' de después.
Y fin. Puso en
aquellos papeles que le habían desordenado la mente y su mundo
haciéndole creer que todo aquello había ocurrido de verdad. Los
tachó, se levantó y se fue al mundo real.
Jamás volvería a estar sin
dormir más de un día.
No voy a juzgar
qué hay en tu corazón,
pero si no estás preparada para el amor,
¿cómo vas a estar preparada para la vida?
Así que amémonos por completo,
en voz alta
y ahora…
porque muy pronto moriremos.
Anima así
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