viernes, 14 de febrero de 2014

Un gracias infinito

Admiro al que ríe, sin tener razones,
Admiro el sonido de la lluvia sobre mi ventana
Y cómo me miras.
Admiro el que cede el asiento en el autobús,
El que lo da todo sin tener nada
Y el que sabe escuchar como nadie;
Aunque a él no le escuchen.
Admiro al poeta que le escribió a su amada
Sin recibir nada a cambio.
Al poeta que decidió empezar a escribir.            

Admiro a los que enseñan,
A los que aprenden
Y sobre todo a los que cometen errores.
Admiro a los amantes,
A los solitarios;
Por no abandonar su soledad.
Admiro a las olas del mar,
Su sonido y su forma,
Que dejan que las personas como yo
Nos sintamos como en casa en ellas.

Admiro a las chicas que se maquillan,
Se miman, para el chico que les espera
Para recibirlas con un beso y un
‘Qué guapa’.
A las teclas del piano que nunca tocaré,
A la música, que le debo tanto
Y a los que hacen que las canciones puedan describir
Tu vida en minutos.
Admiro a mis padres,
A mis seres queridos, por quererme.
Le admiro a él, por todo y más.
Admiro, por último y no menos importante
Al que lee esto por el mero hecho de hacerlo.


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