Tampoco pido mucho. No quiero estar asquerosamente forrada, ni tampoco vivir del aire. Solo pido levantarme de la cama y ver esperanzas de un día totalmente nuevo, con cosas nuevas que vivir.
Saltar de la cama, y no despegarme de las sábanas.
Ir a la ducha y sentir las ganas de vivir en cada gota.
Hacer deporte, tal vez correr y saludar al vecino y su perro.
Ir al trabajo para disfrutar de mi trabajo, y no a esperar a hacer las horas para irme.
Salir y volver a casa, o tal vez no. Ir a comer a un parque, o simplemente saltarme la comida.
Tener opciones.
Volver a casa y echarme la siesta sin sentirme culpable.
Follarme a mi novio,a mi amante o a mi vecino pero hacerlo con ganas. Tener tiempo.
Tal vez pasear, pararme a pensar en un banco. Volver a casa de la mano del amor de mi vida, sin fechas límites, sin sentirse atado a nada, ni papeles por escrito, sólo amor.
Leer y escribir en una sencilla mesita.
Bailar con mis amigos en una fiesta, o ver una película mala en el cine.
Llamar a mi madre. Decirle que estoy bien.
Volver a casa, da igual que casa sea mientras me sienta bien. A la hora que sea. Da igual si estoy viendo el amanecer.
Dormir placidamente, esperando que mañana sea otro día completamente distinto. Sin la ducha, sin el trabajo, sin la siesta, sin el paseo, sin mí. Distinto.
Eso pido. Tampoco es tanto.
domingo, 17 de noviembre de 2013
miércoles, 23 de octubre de 2013
Todos (no) somos egoístas
El ser humano es tan egoísta a veces, que decide por sí solo pasar el resto de su vida con alguien, sin preguntar.
Como el verano cuando llega, sin preguntarle al invierno si quería irse o como el viento que mece los árboles sin preguntarle y hace caer sus hojas marrón café.
Tan egoístas, que robamos sonrisas a cualquier desconocido, al espejo, al de al lado...somos egoístas por naturaleza, porque ella también lo es.
Sin embargo, a veces las palabras sobran; porque las estaciones no necesitan preguntarse, saben que pronto les tocará, al igual que el viento...los árboles no serían nada sin él.
No hace falta preguntar cuando la persona de al lado tuya cambiaría las leyes de la física y bajaria estrellas por verte sonreír. Sí, somos egoístas por naturaleza, pero también somos presos del amor y de nosotros mismos.
Como el verano cuando llega, sin preguntarle al invierno si quería irse o como el viento que mece los árboles sin preguntarle y hace caer sus hojas marrón café.
Tan egoístas, que robamos sonrisas a cualquier desconocido, al espejo, al de al lado...somos egoístas por naturaleza, porque ella también lo es.
Sin embargo, a veces las palabras sobran; porque las estaciones no necesitan preguntarse, saben que pronto les tocará, al igual que el viento...los árboles no serían nada sin él.
No hace falta preguntar cuando la persona de al lado tuya cambiaría las leyes de la física y bajaria estrellas por verte sonreír. Sí, somos egoístas por naturaleza, pero también somos presos del amor y de nosotros mismos.
sábado, 19 de octubre de 2013
El lugar dónde viene a morir el amor
En el cementerio de los besos que no nos hemos dado reside el amor que nunca se devolvió. Allí se encuentra todo aquello que nunca nos hemos dicho, las palabras dolorosas y los errores. No es extraño pues, que también se encuentren todos esos amores dolorosos y con finales inacabados. También las despedidas que se quedaron en eso, despedidas sin nuevos encuentros.
Allí existe el tiempo, el espacio, las esperas y las citas a las que no se asistió. No te asustes, todo el mundo ha estado alguna vez.
¿Que flores y ropa eligirías para decirle adiós al amor de tu vida?
Traté de describir el tedio y la constancia de algunas cosas verdaderas, creí que duraderas.
Asistiremos tan elegantes, y entre las flores diremos adiós.
Allí existe el tiempo, el espacio, las esperas y las citas a las que no se asistió. No te asustes, todo el mundo ha estado alguna vez.
¿Que flores y ropa eligirías para decirle adiós al amor de tu vida?
Traté de describir el tedio y la constancia de algunas cosas verdaderas, creí que duraderas.
Asistiremos tan elegantes, y entre las flores diremos adiós.
Manecillas del reloj
Esa pequeña máquina que mueve
Cada una de nuestras minúsculas vidas
Tiene su tic-tac con esas grandes manecillas
Que avanza sin parar
Que no se puede pagar
Que se va y no vuelve atrás.
Por eso y más
El tiempo perdido nunca volverá.
Cuántos son los días grises que el tiempo ha deshecho
Que ha fulminado y como amigo traidor,
nunca te devolverá.
Cuántos son los segundos que te ha regalado a cambio de no volver a verlos.
Cuántos son, a fin de cuentas, los días que él te dejará disfrutar.
Es ese poder que tiene sobre todos nosotros,
Que nos maneja y controla, que a veces no sabemos utilizar.
Nos preguntamos pues, si estamos perdiendo el tiempo
¿Y él? ¿Nos está perdiendo a nosotros?
Nos mata lentamente, sin dolor
Y cuando nos damos cuenta
Esa pequeña máquina que siempre observabas con desprecio, ahora, se rompió porque ya
Ya no te queda más tiempo que disfrutar.
Cada una de nuestras minúsculas vidas
Tiene su tic-tac con esas grandes manecillas
Que avanza sin parar
Que no se puede pagar
Que se va y no vuelve atrás.
Por eso y más
El tiempo perdido nunca volverá.
Cuántos son los días grises que el tiempo ha deshecho
Que ha fulminado y como amigo traidor,
nunca te devolverá.
Cuántos son los segundos que te ha regalado a cambio de no volver a verlos.
Cuántos son, a fin de cuentas, los días que él te dejará disfrutar.
Es ese poder que tiene sobre todos nosotros,
Que nos maneja y controla, que a veces no sabemos utilizar.
Nos preguntamos pues, si estamos perdiendo el tiempo
¿Y él? ¿Nos está perdiendo a nosotros?
Nos mata lentamente, sin dolor
Y cuando nos damos cuenta
Esa pequeña máquina que siempre observabas con desprecio, ahora, se rompió porque ya
Ya no te queda más tiempo que disfrutar.
martes, 15 de octubre de 2013
Caídas
He visto muchas cosas caer como el agua a través de las montañas
Una cascada, la lluvia o incluso la nieve en invierno. Un vaso que se rompe, un niño que cae al suelo...
Pero ten por seguro que la palabra 'Caer' está demasiado impregnada en mí cómo para así razonarla.
Caer no es ni menos, que dejar de vivir para sobrevivir a cada día.
Caer es estar en la cima y notar al segundo las piedras en tu espalda.
Caer es por supuesto lo que le pasó a mi cuerpo y mi alma, cuando vio caer una lágrima en tu cara.
Fue una montaña rusa, un vaiven de miedos; de miedo a la pérdida que más podría hacerme daño y sobre todo, miedo a caer en la monotonía de días sin ti.
Me caí, me estampe contra una pared inmensa que nunca antes había visto, me di de cruces con la realidad de que nada es para siempre.
Y no niego que quedó esperanza, pero las miradas decían más que nada. Tu mirada ya no era igual, no me mirabas a mí, mirabas a mí yo que un día no vio la pared. entonces comprendí que todo puede cambiar, tal vez mañana caiga,o el otro o ahora en éstas palabras dolorosas como lanzas...pero algo sé, prefiero la caída a tu lado que desvanecerme en la caída sin ti.
Una cascada, la lluvia o incluso la nieve en invierno. Un vaso que se rompe, un niño que cae al suelo...
Pero ten por seguro que la palabra 'Caer' está demasiado impregnada en mí cómo para así razonarla.
Caer no es ni menos, que dejar de vivir para sobrevivir a cada día.
Caer es estar en la cima y notar al segundo las piedras en tu espalda.
Caer es por supuesto lo que le pasó a mi cuerpo y mi alma, cuando vio caer una lágrima en tu cara.
Fue una montaña rusa, un vaiven de miedos; de miedo a la pérdida que más podría hacerme daño y sobre todo, miedo a caer en la monotonía de días sin ti.
Me caí, me estampe contra una pared inmensa que nunca antes había visto, me di de cruces con la realidad de que nada es para siempre.
Y no niego que quedó esperanza, pero las miradas decían más que nada. Tu mirada ya no era igual, no me mirabas a mí, mirabas a mí yo que un día no vio la pared. entonces comprendí que todo puede cambiar, tal vez mañana caiga,o el otro o ahora en éstas palabras dolorosas como lanzas...pero algo sé, prefiero la caída a tu lado que desvanecerme en la caída sin ti.
Historias
Podría escuchar la misma historia
De alguien diferente, género o raza
De aventuras, amor y drama
Pero ninguna me produciría la misma intensidad
Que cuando sale de tus labios.
Podría escucharla mil veces hasta que mis oídos quisieran ignorarla
Escupirla y suplicarme
Pero yo seguiría con el corazón de un colibrí sin parar y sin pausa.
Cada palabra sería un vuelco más al corazón, paros cardíacos que se reducen con cada centímetro que te separas.
Acércate, decía yo
Suplicaba, el resto de mí.
De alguien diferente, género o raza
De aventuras, amor y drama
Pero ninguna me produciría la misma intensidad
Que cuando sale de tus labios.
Podría escucharla mil veces hasta que mis oídos quisieran ignorarla
Escupirla y suplicarme
Pero yo seguiría con el corazón de un colibrí sin parar y sin pausa.
Cada palabra sería un vuelco más al corazón, paros cardíacos que se reducen con cada centímetro que te separas.
Acércate, decía yo
Suplicaba, el resto de mí.
domingo, 22 de septiembre de 2013
Despedidas
Yo te miraba por el cristal del autobús borrosa y nítidamente debido al arranque de mis lágrimas en pocos segundos, no podía dejar de mirarte, cómo tu mirada no apartaba la vista de mis gestos...cómo poco a poco volvía a ocurrir lo que menos queríamos, separarnos.
Y entonces todo volvía a ocurrir como si mi mente y mis sentidos no tuvieran límites, a recordar todo aquello que me había hecho sentirme completa durante esos días en los que mi mayor preocupación era volver a casa. Una sucesión de imágenes; tú besandome en la cama en gesto de buenos días y risas por toda la casa. El olor a ciudad y a ti impregnado en mi ropa, el sabor a tus labios mojados y la sencillez de tu sonrisa tonta al mirarme.
Volver atrás en el tiempo, la primera vez de todo y de nada, de la primera mañana a tu lado y de la última, del abrazo que nos unió a principio de semana. Y ahora, ahora todo se ve tan lejano, en éste sitio lleno de gente con historias y preocupaciones observando mis lágrimas. Y así, en cada despedida siento esa oleada de imágenes en mi mente, pensando en hasta cuando esas imágenes se repetiran y deseando un "ojalá nunca tenga que mirar atrás"
Y entonces todo volvía a ocurrir como si mi mente y mis sentidos no tuvieran límites, a recordar todo aquello que me había hecho sentirme completa durante esos días en los que mi mayor preocupación era volver a casa. Una sucesión de imágenes; tú besandome en la cama en gesto de buenos días y risas por toda la casa. El olor a ciudad y a ti impregnado en mi ropa, el sabor a tus labios mojados y la sencillez de tu sonrisa tonta al mirarme.
Volver atrás en el tiempo, la primera vez de todo y de nada, de la primera mañana a tu lado y de la última, del abrazo que nos unió a principio de semana. Y ahora, ahora todo se ve tan lejano, en éste sitio lleno de gente con historias y preocupaciones observando mis lágrimas. Y así, en cada despedida siento esa oleada de imágenes en mi mente, pensando en hasta cuando esas imágenes se repetiran y deseando un "ojalá nunca tenga que mirar atrás"
miércoles, 18 de septiembre de 2013
El jardín de las cosas perdidas
Erase una vez la joven más bonita que unos ojos
jamás hayan visto. Le rodeaba unos preciosos cabellos color oro y unos ojos más
suaves que la miel. Era una niña especial, tan especial como todas las demás.
Pero ella se sentía incomprendida y sola. Su único consuelo a veces era su
gato, que le acompañaba allí dónde iba.
Se
encontraba tan lejos del lugar en el que quería estar que ni los caprichos más
costosos le hacían sentir bien. Ella estaba perdida en su propia casa, o mejor
dicho palacio, donde la mayoría del tiempo sonreía sin ganas y lloraba por
rutina. Pero había algo que le hacía desaparecer de aquel mundo: Su jardín. Siempre
decía que cada planta que cultivaba era como un bebé recién nacido que había
que cuidar; cuando le preguntaban por qué le gustaba tanto decía: “A mí me
hubiera gustado que me cuidaran igual y creciera tan bien como esas plantas que
cuido yo.”
Un día mientras observaba a las abejas revolotear
por sus flores, se dio cuenta de que algo le faltaba. No sabía qué podría ser
pero algo se le había perdido. Su gato la miró extrañado y cuando se acercó
para acariciarle… el gato huyó de ella tras los árboles frondosos. No sabía que
estaba pasando ya que su gato nunca le había huido. Al contrario.
Miró a su alrededor, y estaba claro; algo había
cambiado. Quizás no había cambiado su entorno, sino ella, pensó para sí misma.
Todo lo que le rodeaba le hacía infeliz e insatisfecha, quizás por eso hasta su
gato le huía. Y fue ahí cuando se preguntó: ¿Por qué?
¿Por qué ella? ¿Por qué no era feliz como los demás? ¿Quién era esa que se
reflejaba en el espejo?
Así se mantuvo largo tiempo, preguntándose por
qué y por qué no. El cuándo empezó y el cuándo acabará; o si tiene principio
simplemente. Entonces sin darse cuenta, con un continuo y lento camino se le
acercó y la envolvió la respuesta. Había
perdido su vida.
Eso era lo que había perdido cuando se dio cuenta
en el jardín. Su vida había sido una película en blanco y negro, con los mismos
personajes y con los mismos gestos. El
tiempo, las tardes, las historias y la única y corta vida, las había perdido. Encerrada
y no incierto, en un palacio que solo era ella en sí misma. Sustituyendo su
infeliz vida por el cuidado de otros seres, que no la pueden cuidar ni besar la
mejilla antes de irse a dormir.
Escapar.
Huir.
Correr.
No mirar atrás.
Nunca más. Se prometió.
Leyes
Ahora que todos duermen
Y no nos ven
Ahora que la memoria cree que no recuerda
Y el corazón tiene paros cardíacos
Ven aquí y hazme perder la memoria y muera de
infarto.
El silencio aguarda la noche calla
Nuestros labios se juntan y el mundo desfallece…
Ven aquí y hazme perder todas mis leyes.
Una a una, sin dejarte ninguna
Que pierda los sentidos y mi alma deje de mecerse
No pido más, que el momento sea eterno.
Ahora que ya no hay vuelta atrás y me has hecho
resucitar
Que no queda nada que arrancar
Ni siquiera la ropa
¿Piensas quedarte o no volver jamás?
viernes, 5 de julio de 2013
miércoles, 5 de junio de 2013
Sueños
Necesito que me
despierten de este bonito pero doloroso sueño. Dónde tú eres mi personaje
favorito con tu sencilla sonrisa ocupando todas las escenas.
Bonito porque sales tú,
mi ilusión y mi rutina, el héroe que nunca aparecía en mis pesadillas.
Doloroso porque no estás
cerca, no me despiertas cuando el sueño acaba y llena en mí este profundo
vacío. Ilesa salgo y no sé cómo, que sin hacerlo aposta salvas todos mis días.
domingo, 12 de mayo de 2013
D.
Sé que no estás. Lo estarás.
Sé que no estás ahora. Nunca te vas.
Estás muy lejos. Te llevo conmigo.
Te echo de menos. Ni
estando contigo dejaría de hacerlo.
Necesito de ti. Sé que tu también.
A veces lo paso mal. Estaría
peor sin ti.
Veo a parejas que pueden
estar juntas. Estamos más unidos que
ellos.
Son muchos kilómetros que
recorrer. Los que haré en tu cuerpo.
Dicen que podría
intentarlo con otros. Solo contigo lo
intentaría.
Podría ser más feliz. Tú eres mi única felicidad, cada día.
¿Y que era la distancia?
viernes, 10 de mayo de 2013
Juramentos
Juro que si
vuelves a mirarme muero
Juro que si esos labios propensos a la destrucción
Me miran
Juro que muero.
Haz caso a mis súplicas que no miento cuando digo
Que llevas la destrucción en tu mirar y haz caso
A estos labios que me muerden, que no controlo sus
deseos.
Juro la no violencia pero no prometo
La lujuria que cometería.
No uses esa voz, suplica
Podría quedarme desnuda y ante ti
Sin esfuerzos y medidas.
Que tus manos me tocan me destrozan y retoman
Me provocan y hacen palpitar el minúsculo órgano
Que en mi hace continuar.
Juro que muero por cada paso y atasco de esas
manos
Entrelazas a la espera de que en mí
Surja lo que me mueva.
Te me acercas, cada vez más cerca
Y susurro débilmente…
Y la miró. Y murió.
sábado, 20 de abril de 2013
Recuerdos en mi cajón
A veces pienso que una
sola caja de recuerdos podría definirme; cualquier foto, cualquier perfume o
incluso cualquier sonrisa inocente. He abierto esa caja que tanto me llama a
veces sin por qué, he sonreído, de nuevo. Una oleada de tu perfume y de recuerdos
me ha inundado, me ha llevado y manejado como una hoja.
Sólo he sido capaz de
buscar esos poemas que tanto me gustan, los he releído como la primera vez, he
vuelto a tener esa misma sensación de vacío.
Esa caja no es una simple caja que un día me
regalaron con algo dentro; ni si quiera sé que simple regalo fue, sólo intuyo
que me eligió a mí y que empecé a alimentarla de recuerdos. Los primeros años
solo eran dibujos, pequeños detalles que elegí guardar porque fueron
importantes y no recuerdo ahora por qué. Gracias a esa caja sé que existen. Con
el paso de los años se ha ido haciendo más grande, la he visto crecer con mis
propios ojos como mi madre me ha visto a mí. He vivido.
Tengo la prueba de que me he llenado de recuerdos, que ahora no sé qué hacer con ellos. Doblarlos, disminuirlos y soldarlos para que así quepan más o simplemente optar por asumir que esa caja ya está llena. No obstante, llevando conmigo a esas personas que siguen dentro, a todos esos momentos que siguen viviendo y que no debo olvidar.
Tengo la prueba de que me he llenado de recuerdos, que ahora no sé qué hacer con ellos. Doblarlos, disminuirlos y soldarlos para que así quepan más o simplemente optar por asumir que esa caja ya está llena. No obstante, llevando conmigo a esas personas que siguen dentro, a todos esos momentos que siguen viviendo y que no debo olvidar.
Desde no sé cuando una nueva vida (caja)
estoy empezando a llenar y sí, no puedo aferrarme a esa caja vieja que me hace
tan feliz así sin más.
Tal vez y sólo tal vez, esas cartas y poemas
sólo forman parte de algo aún mejor, que quizás tenga que empezar a guardar y
disfrutar. No tengo nada planeado, no quiero solventar lo que un día no pude
solucionar, que se quedó ahí esperando a que lo recogiese…sólo sé que tengo que
seguir adelante y que lo que un día no regresó nunca más volverá.
Por todos esos recuerdos y más, por los recuerdos que hay en mi cajón.
El Deshielo
Se empezó a derretir la coraza y cayó
y mi piel se volvió fluorescente.
Durante cuánto tiempo estuve hibernando
No me interrumpiste, me estabas esperando.
Me hiciste olvidar los hombres de la tierra,
Tenías el sabor de todos los helados
Éramos extraños en días sin lluvia
bajo las Perseidas para verlas caer...
Cuando acabó aquel letargo sin fin
me quedé en agosto a vivir.
jueves, 11 de abril de 2013
Utopías (I)
No tenía nada planeado, sólo llevaba el aroma de todos los domingos y una sonrisa de oreja a oreja que la representara. Él tampoco tenía nada, por no tener no tenía las fuerzas de separar sus manos de su cintura y soltarla.
El tiempo les acompañaba en esa tarde soleada y a veces el viento tenía ganas de enredar sus cabellos para que así se besaran.
-A veces creo que deliro, te veo tan hermosa aquí, tan cerca de mí que no creo que esto sea real. -Le soltó al oído.
-Cállate. -Mintió ella.
-No tengo razones para hacerlo, y tú tampoco quieres. -Adivino él con una sonrisa.
-Simplemente quiero que dejes de enamorarme. - Respondió ella.
-¿Sabes qué? Haría cualquier cosa menos eso y dejarte marchar. Para ti es distinto, no puedes enamorarte de tu propia sonrisa, como lo hago yo, todos los días de mi vida. - contestó agarrándola por la cintura, poniéndola aún más nerviosa.
-Bésame. -Susurró ella.
-Lo voy a hacer. A cambio quiero que no te vayas nunca, quiero que seamos éste beso el resto de nuestra vida. -Y posando sus labios en los de ella, el resto del universo que les rodeaba dejó de existir.
A veces soy tanto lo que escribo que hasta olvido que estoy describiendo en palabras lo que en mis pensamientos retiro. A veces soy tan tú; somos tan nosotros que olvido que hay un tiempo que nos separará.
El tiempo les acompañaba en esa tarde soleada y a veces el viento tenía ganas de enredar sus cabellos para que así se besaran.
-A veces creo que deliro, te veo tan hermosa aquí, tan cerca de mí que no creo que esto sea real. -Le soltó al oído.
-Cállate. -Mintió ella.
-No tengo razones para hacerlo, y tú tampoco quieres. -Adivino él con una sonrisa.
-Simplemente quiero que dejes de enamorarme. - Respondió ella.
-¿Sabes qué? Haría cualquier cosa menos eso y dejarte marchar. Para ti es distinto, no puedes enamorarte de tu propia sonrisa, como lo hago yo, todos los días de mi vida. - contestó agarrándola por la cintura, poniéndola aún más nerviosa.
-Bésame. -Susurró ella.
-Lo voy a hacer. A cambio quiero que no te vayas nunca, quiero que seamos éste beso el resto de nuestra vida. -Y posando sus labios en los de ella, el resto del universo que les rodeaba dejó de existir.
A veces soy tanto lo que escribo que hasta olvido que estoy describiendo en palabras lo que en mis pensamientos retiro. A veces soy tan tú; somos tan nosotros que olvido que hay un tiempo que nos separará.
jueves, 4 de abril de 2013
Por quererte
A veces nos advierten
y lo dejamos pasar pero créeme cuando te digo que no hay ni un cielo ni una
tierra que pueda sostenerme más que tu sonrisa. No hay medida para contar
cuantas veces he pensado en estar encima de ti, sin nada que nos pueda separar,
sólo el calor de nuestros cuerpos.
No tengas miedo me
susurran algunas palabras, puedes hacer el presente tuyo como la primavera al
triste abril. No tengas miedo te digo, que el azul del cielo no mira mi
canalillo cuando paseo.
Y sí, a veces vuelvo a
ser yo cuando dejo de pensarte; si es que hay fórmula para afirmar eso, y aquí
escribiendo(te) palabras sin sentido intento describir que no hay curas para un
amor tan efímero. No tengas miedo, te vuelvo a decir, que las gotas que
recorren mi cuerpo cuando me ducho sólo saborean lo que un día será tu imperio.
Y por querer(te)
quiero.
Que pagues tu peaje en
cada parada de mi cuerpo, que sea un viaje con ida pero sin vuelta. Te quedes a vivir en mí y yo pueda descansar
en tus lágrimas cuando vaya a morir.
Y por querer(te)
puedo.
Morderte e inyectarte
mi veneno, que no hay sonrisa más
sincera que cuando me estás mirando. Y si hay paraísos, yo ya los encontré hace
tiempo. Por querer puedo ser Eva y comer(te) la manzana prohibida. Tú
absolución sería mi regalo de cumpleaños.
Y por querer(te)
tengo.
Ganas de besarte y que
no haya desgaste, porque hasta desgastarnos sería ponerle un final y yo quiero
besarte hasta lo más eterno. Por querer tengo una sonrisa dibujada en la cara
hasta cuando duermo.
No sé escribir poesía
ni versos, sólo sé describir con palabras y sin quedarme satisfecha todo lo que
siento. (por ti)
viernes, 22 de marzo de 2013
Confesiones sobre la noche
Me gusta escuchar ese minúsculo sonido que hace la calle cuando todos duermen y yo soy espectadora de tal musical. Me gusta saber que no hay nadie que pueda despertarme de mis vivencias con la noche, de que existen conversaciones entre los felinos y la luna.
Me gusta pensarte en alto, en el mayor silencio existente y que no puedan interrumpirme.
Me gusta quedarme quieta por un momento y pensar que he dejado de existir para todo aquel que esté durmiendo, que se entretiene en sus sueños y se ocupa de que a la mañana siguiente, siga recordandolos.
Me gusta saber que hay pocos a los que pueda decepcionar ahora; tal vez a éstas sábanas que me envuelven, que no quieren que deje de mover su cielo y su tierra entre las horas de la pequeña noche. Tal vez a la almohada que me acompaña desde el momento en el que me di cuenta de que no puedo abrazarte y a ella sí. No quiere que me vaya dice, que los días son muy largos.
Me gusta oír las historias que me cuenta la oscuridad, de todo lo que podría hacer en ella y no hago, y del tiempo mal aprovechado.
En esa fiesta, en ese coche, en esa cama. En todos esos días pensando en la noche, en todas esas noches tan cortas.
En las horas corriendo lento, que nunca giran al compás de un viejo reloj, esperando a que tus ojos se cierren y den fin a ésta pequeña confesión.
Me gusta pensarte en alto, en el mayor silencio existente y que no puedan interrumpirme.
Me gusta quedarme quieta por un momento y pensar que he dejado de existir para todo aquel que esté durmiendo, que se entretiene en sus sueños y se ocupa de que a la mañana siguiente, siga recordandolos.
Me gusta saber que hay pocos a los que pueda decepcionar ahora; tal vez a éstas sábanas que me envuelven, que no quieren que deje de mover su cielo y su tierra entre las horas de la pequeña noche. Tal vez a la almohada que me acompaña desde el momento en el que me di cuenta de que no puedo abrazarte y a ella sí. No quiere que me vaya dice, que los días son muy largos.
Me gusta oír las historias que me cuenta la oscuridad, de todo lo que podría hacer en ella y no hago, y del tiempo mal aprovechado.
En esa fiesta, en ese coche, en esa cama. En todos esos días pensando en la noche, en todas esas noches tan cortas.
En las horas corriendo lento, que nunca giran al compás de un viejo reloj, esperando a que tus ojos se cierren y den fin a ésta pequeña confesión.
jueves, 21 de marzo de 2013
Visitas inesperadas
Hoy la he vuelto a
ver. Se acercó a mí con la misma
seguridad de las que miran por encima del hombro; sin avisar y saludándome con
su mano fina y delicada. Tenía los dedos listos para arrancarme de nuevo, para
llevarme a un tiempo lejano, un pasado del que nadie le gustaría volver a
recordar. Hoy la he vuelto a ver mucho más guapa que en otros tiempos, más
segura de sí misma, intentando volver a recuperar lo que un día perdió; su
verdadera identidad.
Me arrastró tras ella y
me hizo padecer como las malas hierbas que ocupan tu preferido jardín, empapándome
de su olor a inmoralidad y haciéndome patinar sobre los errores que un día no
pude detener. Me hizo volver a ser la bestia que todos enterramos cuando
estamos listos para ser dichosos y afortunados; ignorantes de la vida y gozosos
de orgullo.
Empecé a sonreír por cortesía,
a tragarme lágrimas cuando nadie me veía; siendo todos esos libros y poemas que
un día pensé que no sería. Así, hoy la volví a ver.
Volví a ver, por
caprichos de la vida, a esa que se encarga de que nazcan remordimientos y
mentiras; convirtiéndose en dueña de ti y de tu presente, ocupándose de que la
poca paz que tenías se esfumara. Tantos recuerdos me hicieron recordar, que hoy
puedo decir que la he vuelto a ver. A
esa niña tímida y silenciosa, de la que nadie sabe y nadie habla, que lloraba
cuando todos dormían y reía cuando todos la miraban. Que intenté hacer
desaparecer y hoy llamó a mi puerta.
Hoy puedo decir que he
vuelto a ver a todas esas mujeres que se regocijan de pecados sin arrepentirse;
a todo aquello que nunca quise ser, a
todos mis Yo que un día intenté matar.
martes, 19 de marzo de 2013
Consciente
Me han recomendado que me aleje de mí ..
Ecos de una nostalgia van a conducir
a pequeñas desgracias que debí predecir ..
predecir el pasado para no defraudar
a quien estuvo a mi lado cuando me derrumbé.
miércoles, 13 de marzo de 2013
Ella y sus circunstancias
Ella observa y observa
Tiene un futuro definido
y un presente inacabado.
Busca; y no encuentra
Y aún así todavía sigue
caminando.
El tiempo la mata
Y la injusticia le seca el
alma
Pero tiene la esperanza
de poder existir en eso que llama ‘La nada’
O con pocas palabras, su
propio mundo lleno de desesperanzas.
Ella, se compara
Se insulta y se ahoga con
sus propios reflejos
Los entierra en el jardín
de los complejos y los vuelve a sacar.
Pierde su poco y vulnerable
tiempo y deja que la vida siga
Muriendo un poco, cada
día.
Acompañada de música que
ni sus sentidos escuchan
Y sustituyendo todos sus
fracasos por sonrisas.
¿Dime niña, eso es para ti la
vida?
Finales sin comienzo
El momento para escribir,
es el menos oportuno. En el que las fuerzas se ausentan, y aún así no podemos
evitar evadirnos y comenzar a escribir aquello que nos atormenta.
Cuántas veces e instantes
han sido oportunos para dejarlos por escrito eternamente y hemos rehuido, sólo
disfrutando; a su medida, de lo que olvidamos escribir. ¿Qué escriben, por
consiguiente, las personas que no tienen nada que escribir? ¿Quizás su atormento
sólo sea ese? Tener una vida en la que los sueños dejan de serlo, cuando ocurre
y se va; y no vuelve.
Estás ahí, quieta, esperando a que ocurra…a que el
maldito momento llegue para que puedas sentirte dichosa y grabarlo para la
posteridad. Pero no, eres tú y el mundo que te rodea. Nunca es lo que es y
nunca es lo que debería ser.
Siempre acabando en puntos suspensivos; dejando un
posible final o quizás eso, vacío.
Esperando a que la
siguiente palabra o párrafo sea lo que esperas, pero no, a veces la vida es un
texto con final abierto dónde nunca es lo que esperabas.
lunes, 4 de marzo de 2013
'Querer' y 'Querer'
Cuando el quererme ya no es suficiente...nunca es suficiente para mí. Pedirle, y que me de sólo presente, que me pida y que yo le de futuro, mi vida y toda mi existencia. La gran diferencia entre 'querer' y 'querer.' Pensaba que no había, pero la hay. Formas distintas.
Mirar el reloj y no ver la misma hora de siempre, un tiempo distinto en cada sensación distinta. No son las horas, no es la noche...soy yo que le pido y sólo puede darme presente. Maldita manía de dolerme queriendo.
Mirar el reloj y no ver la misma hora de siempre, un tiempo distinto en cada sensación distinta. No son las horas, no es la noche...soy yo que le pido y sólo puede darme presente. Maldita manía de dolerme queriendo.
viernes, 1 de marzo de 2013
Escribir...te
Escribirte tanto,
impregnarte en el papel de tal manera que todo tu cuerpo esté escrito en
versos. En unos versos que sólo yo podría rozar con la yema de mis dedos,
fusionando cuerpo y alma, escribiéndote hasta que tu existencia desaparezca.
Desvaneciéndo(te) en cada
trazada, en cada mordisco y mirada.
Cuando los versos comienzan a dejar de ser
versos y tienen vida propia, sobre mi y lo que deseo; cuando no tienes
escapatorias. Siendo ese beso, esa caricia y todo cuanto rodea a dos cuerpos
inertes en combustión. La noche nos reclama, todas esas noches que no lo
fueron. Porque no hay noche si no acabo el día a su lado, no hay día si no
existe un mañana y mi vida no tendría esencia sin su perfume.
Sillas vacías
Que se pierda el universo
si tú también lo haces,
Que no vuelva a ver una sonrisa en mi cara
Ni tenga una excusa para viajar.
Un café, que se quedó
esperándonos en aquel bar
En unas sillas que no nos
sentaremos jamás.
Y si es así, que se
pierda el universo que yo lo haré contigo.
miércoles, 20 de febrero de 2013
Perdedores
Un lunes que no deja de
ser un largo domingo, que se retuerce en los restos de un fin de semana sin
olvido. Tantos errores se pueden cometer en unas horas; se puede dejar de ser
uno mismo en tan poco tiempo que ya nada tiene sentido. Las tormentas se
avecinan y seguimos cometiendo el error de ir en mangas cortas, pero y qué si
el verano nos seduce. Qué sería el invierno sin el verano, qué sería lo dulce
de lo amargo y que sería de mi sin ti. Pongamos pues, qué serian de los
aciertos sin los errores, y por qué no, que sería el mundo sin un poco de
amargura y dolor. No estaría escribiendo estas palabras. No habría un montón de
poemas guardados en un rincón de mi habitación, ni poetas, ni esa chica que
viaja en un tren sin ningún destino. Tantos caminos equivocados, tanto echar de
menos y tanto morir cada día que el mundo parece un juego tonto dónde solo hay
un perdedor…nosotros. Así, me declaro perdedora, una gran perdedora que seguirá
perdiendo hasta los restos. Hasta que el juego de por finalizado.
jueves, 14 de febrero de 2013
El bien y el mal
En un estado de
aturdimiento absoluto, en el que no conseguía distinguir la realidad de la imaginación.
De nuevo cayendo en un abismo sin fin; y despertándose despierta…volviendo a la
realidad. Con un bolígrafo en la mano y enfrentándose a un folio en blanco
lleno de mentiras e historias. Ahí estaba, ella y el resto del mundo.
Prolongando ese estado de aturdimiento en el que conseguía sentirse aliviada.
Pero como todo acaba,
también acabó aquello. Un sonido el cual le pareció demasiado fuerte provenía
de su puerta, su “amiga” “segunda madre” “protectora” “niñera” de todo menos
hermana, se entrometía en su único mundo.
¿Se puede saber a qué
estas esperando? ¿Otra vez vas a llegar tarde?- Le demandaba Doña puntualidad.
Llevando un bolso a conjunto a juego de sus zapatos y un peinado que confesaba
llevar varias horas, acercándose a su
órbita intentado descubrir algo.
Me he distraído un poco,
voy enseguida- Respondió sin ganas.
No entiendo qué te pasa
últimamente, siempre vas con el semblante roto y no comes nada…estamos
preocupados. Peor aún que no sales y te llevas todo el día haciendo no sé qué
en tu habitación- Lo dijo. Estaba encontrando la ocasión oportuna para
echárselo en cara. Mientras que fingía escucharla, sólo podía repetirse “Últimamente”
como si antes de eso hubiera estado bien.
No me pasa nada, olvídalo
¿vale? Espérame abajo, podrás llevarme a clases y así poder seguir con tu
perfecta vida- Le soltó. Porque lo era, todo cuanto podía imaginar su hermana
lo tenía. Trabajo, una familia orgullosa de ella y un chico fabuloso que le
regalaba collares. Entre otros caprichos, tales como el chico. Cualquier vida
podía ser perfecta en comparación con la suya. Admiraba a todo aquel que le
rodeaba, desde su propia hermana hasta al barrendero de la esquina de su calle.
¿En esas te pones? pues
muy bien chica. Sigue así que te irá genial. Deja de lamentarte y vive un poco
que no es tan difícil. Supongo que todos hemos muerto alguna vez- Y echándole
una última hojeada a aquello que todavía seguía buscando, cerró la puerta con
un silencioso “Como no te vea en mi coche dentro de cinco minutos, despídete de
que vuelva a ser tu niñera” Le resultó tentador, no quería saber nada de todo
aquello que no fuera su habitación y los libros.
Aquel supongo le volvió a
escupir lo perfecta que había sido, era y sería su vida. A recordar lo patética
que era la suya.
jueves, 7 de febrero de 2013
Paraguas en llamas
Y en sus tacones favoritos, corría en dirección
desconocida. Sólo estaba huyendo. Las minúsculas gotas recorrían su mejilla,
esta vez no eran lágrimas, era la incesante lluvia de la cual huían como si
ácida fuese. La calle amueblada de piedras hacía más difícil llegar a su
destino; sólo en altos susurros, le decía que siguiera corriendo. Ella,
recorriéndose en su propio suspense, preguntándose donde quería ir en aquellas
circunstancias. No sin darse cuenta de que estaba corriendo sola, él ya estaba
quieto en medio de aquella calle desierta, esperando a que se diera la vuelta. En
una mirada cómplice, no hicieron falta más palabras para aquello. El pelo
mojado le ocultaba esos ojos que a él tanto le gustaban, sin embargo, la lluvia
había hecho un buen trabajo con sus ropas. Sin que se dieran cuenta, estaban
cuerpo a cuerpo siendo uno, siendo agua, en medio de la nada sin que nadie
supiera de lo que iba a formar parte aquello…un recuerdo. Entre susurros ella
le preguntaba un por qué y él sólo se limitaba a sonreír, como siempre hacía.
Entre las lágrimas del cielo que les sostenía, unos besos comenzaban y
terminaban tan rápido como una estrella fugaz. A aquellos dos jóvenes les
sostenía un paraguas en llamas, porque ni la lluvia fría de invierno, podría
derretir el amor que se desprendía allí.
lunes, 4 de febrero de 2013
Miedos pasados
Miedo. Una palabra tan simple y a la vez tan compleja. Un
sentimiento tan fuerte, que me hace sentir tan débil, como si no tuviese
refugio de nada ni de nadie. Tengo miedo a tantas cosas, que se puede decir que
soy una persona que se siente desprotegida, que siempre va mirando hacia los
lados con miedo a encontrarse con el fracaso. La oscuridad, los muertos, los
ovnis, los monstruos bajo la cama, la muerte… esas, no me dan miedo. Miedo le
llamo yo, a perder las cosas que quiero.
Perder a esa persona que siempre ha estado conmigo. Ver como se aleja de
mí, cómo elige su camino, sin pedirme que forme parte de él. Miedo lo llamo yo
a pensar que nunca más le vuelva a ver, de que quizás hoy sea el día, de que
jamás vuelva a escuchar su risa. De que quizás nunca más volveré a escuchar sus
quejas, de ver como se enfada o como se mete conmigo. Miedo lo llamo yo, a
perder a alguien a quien quiero, de la noche a la mañana. De hoy verle, y
mañana no, ni el otro…ni el siguiente. Las
personas, no estamos hechas para eso, es así, que miedo es una de las palabras
que me definen. Por eso, cuando veo a alguien reír, sonrío yo también, la razón
es simple…quizás mañana no le vea. Intentar disfrutar de los demás, de pasarlo
bien, de reír, de cantar, de querer…todos y cada uno de los días de mi vida, es
un reto para mí. Porque aunque por dentro esté llorando, gritando del dolor; quiero
sentirme bien, y decirle al miedo adiós. Porque no se sabe, quizás mañana no me
veas.
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